17 de diciembre de 2013

¿Está mal que todos los cuerpos me recuerden al tuyo? ¿O que quiera encontrar una similitud contigo en cada hueso que veo tratar de romper la piel de alguien más? Todas las caderas me recuerdan a la tuya, todas las piernas y sobretodo las vértebras; les tengo un altar a cada una de ellas. Estás en cada ser humano al que veo, y no hay uno solo que se parezca en lo más mínimo a ti.
Jamás me hubiera imaginado que eras mi tipo,  no tenía la menor idea hasta que te vi, así, como mandada a hacer. Nunca me había pasado, que a veces cuando te volteo a ver, no soporto sostener la mirada, me da miedo lo bonita que estás y que veas la cara de idiota que pongo cuando no entiendo algo. Espero y nunca se me olvide la importancia de tener este privilegio de poder verte y tocarte, y más tocarte que verte, porque las manos para mí son indispensables pero los ojos contigo todavía son un lujo que tengo que aprender a controlar.

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