El cristal con el que me ves.

Qué maravilla poder estar detrás de tus ojos, intacta, inmutable; con ese poder que te da la arena fundida y un montón de plástico. Qué tranquilidad estar de tu lado, con movimientos casi imperceptibles de tus manos, de tu frente al fijar la atención, de tus piernas. Yo podría jurar ver lo que piensas. Yo las veo, en tu trabajo, cuando las imprimes, cuando las publicas, cuando las editas; todas, inalcanzables, dejas una parte tan grande de tu mente en cada una de ellas y nunca se dan cuenta, ni una sola., del privilegio de pasar por tu cabeza y salir hechas diosas, lejísimos de esta tierra, todas son perfectas, siempre resuena en mi cabeza, nunca me deja en paz, el cristal con el que me ves no es el mismo. Yo estoy aquí, soy de carne y hueso y tierra y arena y sangre y todo lo puedes tocar. Ninguna parte de mí ha estado fuera de tu alcance, nunca. Cuando me paro enfrente tuyo es de otra manera, nunca me he sentido tan expuesta como cuando te veo atrás de esa cámara, tratando de hacer de mis pedazos algo más de tu agrado, cosa que nunca sucede - el respeto que le tienes a lo divino no es lo mismo que la humildad que demuestras ante lo terrenal. La devoción es inexistente en el momento en que te despersonalizas y buscas con esa lente una belleza que sabes jamás vas a encontrar. Supongo que me debería sentir afortunada sobre el interés que tienes en lo que hay en mi cabeza, pero es muy difícil concentrarte cuando quieres arrancarte la piel que se extiende del cuello hacia abajo.

"Las variables de la mente es algo que tú no entiendes." Pero para eso vine a este mundo, para entenderme a través de ustedes.

En silencio, sin ruido, sin drama, para siempre.