16 de agosto de 2013


La necesidad de escribir en donde lo vean para no desaparecer.
Estas líneas cada vez están más difusas.



12 de agosto de 2013

1.60

Como cuando te empiezas a quitar la ropa con tanta naturalidad y me doy cuenta de que ya me estoy aprendiendo todas las líneas, puntos, círculos y demás sagrada geometría que te compone. Todos los filósofos siempre han tenido la razón, todos los físicos, astrónomos y arquitectos; es solo que la sección áurea nunca había tenido sentido, o igual me resultaba muy complicada, hasta el momento en que te quitas la ropa con esa confianza, y no me queda otra opción más que entender como si todo me lo explicaran con manzanas. 

9 de agosto de 2013



A veces siento que estoy muy adentro, buscando profundidad en algo que probablemente tiene solo dos dimensiones. 



Y ya no sé hasta dónde es mi responsabilidad. 





8 de agosto de 2013

Eres nada más tuya.


Quiero un cigarro.
Quiero un cigarro y dejar de sentir que la cabeza me jala hacia el piso y que entre más duermo más me duele y entre menos duermo me duele aún más. Te juro que quiero escribir sobre todo, pero por alguna razón siempre me termino hablando de ti y de entre las cosas más alejadas e incoherentes junto pedazos en donde se reflejan de todas las maneras en que me siento cuando pasas por mi cabeza. No puedo evitar pensarte en fracciones, desde que entré en comunión conmigo misma sobre mis sentimientos, te he visto en partes que en un principio no podía dejar de arrancar y que hoy en día las he sentido más como un regalo, casi una cortesía, como un gracias por venir involuntario. Voy juntando pedazos tuyos; a veces parecen pedazos de carne masticada, como si los jalara con toda la ansia que reprimo para no romperte el cuello cada vez que te veo de tantas cosas que siento y que no sé cómo decir. Si lo pudieras ver entenderías que les hice una vitrina, está a lado de los libros que más quiero, y tengo de todo. Hay muchas cosas, que como te dije, te quité a la fuerza y puede que parezca una carnicería pero todo tiene una razón de ser y si me lo quedé fue por algo: tengo tu mano derecha y un pedacito de tu antebrazo izquierdo, tus costillas y sobretodo el tatuaje que las adorna, probablemente ese te lo quité a mordidas en el D.F, pero sé que la mano me la llevé un día que me fui de tu departamento. Los lunares y la piel de tu espalda, los diseccioné y debajo de toda la sangre considero que podrían ser una bonita portada de un libro, ya te haré saber lo que pienso hacer con ellos. Obviamente tengo varios mechones de tu cabello, con los que estoy segura me podría hacer un sweater. Toda la sección anatómica representa básicamente ese aspecto de mi relación contigo, mi fascinación visceral con cada gramo de carne, cada centímetro cúbico de líquido y distancia de tejido que te compone. Probablemente por eso te entierro las uñas cada vez que puedo, considero una aberración que tu piel delimite tan cortantemente esos espacios. No me mal entiendas, no es enteramente superficial; las sensaciones viscerales son tan profundas como la sangre y mucho más pesadas todavía.
Te prometo que le voy a dar el cuidado que merece a todo, y quiero que sepas que también hay un lugar especial para tus órganos sensoriales, para cuando los tenga, vaya; pero eso es algo que honestamente no creo que quieras saber todavía.