Baudelaire

Y el que se siente atraído por ese abismo, por los límites de lo conocido, convierte su degeneración -lo que para el hombre común sería degeneración en virtud de su bajo vuelo, de su miedo ante lo desconocido que le invita a agarrarse al cieno de los caminos a ras del suelo-, convierte su degeneración, repito, en aspiración metafísica, tanto si su preocupación es por el mal o lo grotesco, como si es por lo bueno y puro.

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Es que chinga tu madre. Tú y tu casa, tú y tus cosas y tú y todo lo que te rodea. Me cagan tus amigos, me cagas tú con ellos. No te soporto, no sé quién eres, no sé que nos pasó y no quiero querer encontrarte.

No quiero hacer esto sola, pero no quiero hacerlo contigo.

a falta de luz; sexo.

Cada que me coges así siento que tus manos se funden tan adentro de mi cuerpo que no puedo evitar sentir que sigues conmigo después de que me voy de tu casa. Como si la superficie de tu piel se extendiera lo suficiente para cubrir la mía a donde quiera que voy; como si todos vieran un reflejo tuyo y olieran tu perfume en lugar del mío. Cada que me coges así no puedo evitar enamorarme más de ti.

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