28 de marzo de 2011

"Si algo nos ha enseñado la Historia es que hay personas a las que no se les puede matar."

Odio pasar por Leones. Odio pasar enfrente de esa clínica y ver ese camellón delgado, pedazo de avenida masticada, ignorante de lo que se irguió sobre él. Odio creer que el mundo se equivocó y de manera tan descarada y altanera me dice que no le importa; terco a su decisión de que así debe ser. Pero, sobre todas esas cosas, lo que más me duele, y de manera distinta a todo lo que me ha causado dolor alguna vez en mi vida, es la manera en que pasó. Es una mezcla de dolor, impotencia, enojo, con olor a carne quemada y ese sentimiento de que algo te mordisquea el diafragma y que ya no puedes respirar y crees que nadie lo entiende y lo quieres TANTO, pero TANTO y estás tan enojada con él y con el lugar, es el peor logar del mundo para la mejor persona en el y hubieras querido estar ahí pero al mismo tiempo no porque lo hubieras arrancado de la cama y te lo hubieras llevado contigo a cualquier lado, cualquier lugar menos ese. No es justo, no es justo, no era justo y nunca lo va a ser. Y tan tranquilo el universo, tan cínico. El alma más libre encerrada en cuatro paredes, un infierno personal tan trillado, yo esperaba más imaginación al respecto. Y ahí acabó, muerto de nervios, derrotado. Mataron a tu héroe y le quitaron la máscara y había piel y huesos y sangre y no era nada de lo que esperabas y sabías que no debería ser así. Y te sientes estúpida, mentida y como niña te sueltas a llorar hasta que te das cuenta de que esto no se trata de ti. Te das cuenta de todas y cada una de sus luchas y de tu tonta abnegación a verlo como un ser humano. Te das cuenta de todo lo que batalló para levantar el torso de la cama cuando lo viste por última vez, presagio de algo mucho más grande, y que con la misma cara  de siempre te contó lo que pasaba como lo más natural del mundo. Claro que iba a salir de eso, él podía con todo y más. Personalmente nunca había respetado tanto a un hombre no sólo por el hecho de amarlo. Con él había que hacerlo, era la persona más sabia que había conocido jamás. Por primera vez sentí que alguien a quien amaba se había ido de verdad. Así sea pues, mi comunista empedernido favorito, mi proveedor número uno de libros de Marx y Engels, fanático desquiciado del Padrino y miembro oficial de la Liga del 23 de Septiembre, buen viaje, prometo recordarte como se debe.

1 comentario:

Tyler Durden dijo...

No sé qué decir, realmente no tengo por qué decir nada pero siento ese algo...sabes lo que diré y sabes que siempre voy a mantenerlo.

Que en paz descanse tu tío y que su recuerdo siempre viva en ti como la persona que amabas y admirabas tanto.

<3