17 de marzo de 2011

Psiquiatría y sexo y esas cosas.

Hace unos días que voy con el psiquiatra, y con las pocas sesiones que llevo ya le tengo bastante confianza para ser un señor de cuarenta y tantos años. Tengo que aceptar que es considerablemente raro escuchar mi historia de adolescente-transitoria-dramática ser analizada por alguien fuera de mi rango de edad y círculo social y todo lo que usualmente forma parte de la Diana de todos los días. Es una catarsis emocional con forma de papá.
Precisamente esas cosas que constituyen su fisionomía lo hacen igualmente interesante y particularmente incómodo. No me malentiendan, no es incómodo-incómodo, si no...incómodo-inusual (como toda situación nueva, me supongo). Y no, no es mi primera vez con un doctor de este tipo. Recuerdo haber empezado terapia a los nueve y terminado a los once. Después vino mi primer psiquiatra a los 14, el segundo a los 17 y éste es el tercero, a mis 21. Todos ellos han sido hombres, obviamente mayores. ¿Entonces cuál es la diferencia que hace que me sienta con juguete nuevo? Que nunca había dicho la verdad. 
No estoy diciendo que nadie pudo darse cuenta de que había algo que estaba ocultando, pero es muy difícil que te puedan ayudar cuando no quieres hablar. Así que las miles de terapias pasaron sin pena ni gloria...hasta la semana pasada. No fue mi idea volver, pero no me negué. Tampoco estoy diciendo que ya soy una nueva persona y que me siento totalmente bien, pero es muy, MUY interesante hablar sin la menor restricción de la sarta de cosas que pudieron haber influenciado la otra sarta de cosas que cometí a lo largo de éstos años. 
Y no me había dado cuenta de eso hasta la última sesión en la cual sólo hablamos de sexo. Pueden tomar lo siguiente a como les de la gana: Siempre soñé con hablar de eso con alguien de su edad y el hecho de que sea un profesional es un plus. Claro que él ha vivido muchísimo más que yo y claro que ha hecho todavía aún más, así que todo lo que tiene que decir al respecto lo encuentro muy útil. 
Pero volvemos al adjetivo incómodo-inusual. Nunca, y hago hincapié en nunca, había escuchado la palabra coger salir con tan poco cuidado y tanto énfasis de la boca de alguien de su edad, nivel social y logros académicos. Y mucho menos refiriéndose a mí. Sé que lo hace porque lo tiene que hacer, porque quiere que confíe en él y porque tiene que sonar como si nada le sorprendiera (aunque probablemente es así, vaya, es un psiquiatra después de todo); aún así, algo tan simple como eso, me sorprendió más de lo que esperaba. Al principio me sentí incómoda, luego me di cuenta que nada más era raro; nuevo. No sé, igual y en la próxima cita hasta le hablo con maldiciones y todo, hahaha.
Como sea no puedo evitar sentir que cumplí cierta meta en mi vida. Me agrada mi doctor (:



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