Entre todo lo que eres, lo que no, lo que me cagas, lo que que te falta y lo que nunca vas a hacer, debo darte el reconocimiento de ser el único que entiende a la niña de entre diez y catorce años que habita en un rinconcito de mí. Entiendes la necesidad de saber, entiendes el morbo y entiendes que no me interesan niños como yo.
Sabemos que lo único que me queda es adaptarme a mis edades, así que gracias por contribuir a mi necesidad.